Feliz año 2010!

Este año tengo tantos planes como el anterior, con la diferencia que este año tengo más energía y razones para cumplir todo aquello que me propongo. Hay veces que es necesario saber que se ha estado en peores situaciones para recordar de lo que se es capaz.

Durante los abrazos de año nuevo el más importante de todos fue el de mamá. Y es que apenas hace 3 años le habían desahuciado. Pensé que no la volvería a ver, cuando la internaron yo estaba en la escuela, y en el hospital solo dejaban estar a un acompañante y ese lugar le correspondía a mi padre, quien por cierto soporto la noticia del desahucio el solo pues a nadie le había dicho nada, por lo menos no con palabras. Sus ojos humedecidos y una sonrisa mal fingida siempre nos decía –estará bien- y un nudo en la garganta ahogaba las explicaciones. Uno de los médicos intuyo que pudo haber sido un mal medicamento el que la pusiera al borde de la muerte, pero los estudios para confirmarlo tardaban demasiado para el tiempo que le habían dado. La decisión fue difícil, pero la fortuna nos sonrió.
Un año más tarde falleció el tío Javier quien en el último abrazo me dijo – ¡que este año se te quite lo mamón! – para ser sincero era el primer año que me la pasaba mal con él pues siempre fue de sus sobrinos favoritos. Quién diría que ese margo abrazo sería el último que le daría.
Quizá esa fue la razón por la cual disfrute tanto los abrazos de este año nuevo, el volver a encontrarme entre los brazos de mamá una vez más después de aquel susto fue muy reconfortante.
Feliz año 2010!

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