Simplemente no entiendo tu proceder, saliste de mi casa con la furia al borde de la detonación, empujando a cuanto se te atravesaba y con las lágrimas en los ojos. Si ni siquiera lo conocías y ya sentías que era importante de tu vida, ¡y claro! como siempre me ignoraste, y de todas formas como siempre salí tras de ti para consolarte. ¿Cuando me escucharas? Sabias que aquel tipo de porte bravucón y mirada de maniático no era para ti, pero en esa noche estabas disponible, buscabas acción como si esa noche fuera la ultima, y ahí vas con tu clásica mirada atrayente y tu risa aceptación, siempre útil para tus días de seducción, como si te hiciera falta; quien te ve pasar trata de no perderte de vista, y hasta los he visto tropezar por no dejar de verte. El tipo sintió que el suelo que pisaba no lo merecía, se pavoneo y hasta camino raro cuando se acerco a ti, una hora después ya lo estabas besando, después te perdí de vista. A veces pienso que es la falta de cariño, porque el que te tengo...